sábado, 9 de febrero de 2008

El angel que te guarda


¿Por qué estas derrotado si tu alma aún rebosa vida y amor? ¿Por qué estás abatido si tu corazón aún late por unos labios carnosos que alivien tu dolor?¿Por qué aún lloran tus ojos si tu amada se marchó a otros brazos inexpertos que solo la producirán decepción? Tus alas se han convertido en duras cadenas de acero que no te dejan volar, tu cuerpo inerte y arrodillado se ha dejado arrollar por el inminente desamor, postrandote a las puertas de Hades, pidiendo clemencia para entrar en un reino que realmente no deseas pisar. No sufras más por ese amor, tan esculpido en tu corazón que ahora yace de piedra dentro de una caja de metal. Dejame entrar en ti, deja que mis alas aún bellas y suaves acaricien tu necrotizada alma, deja que mi abrazo de calor a la frialdad de tu esencia apenas ahora humana, deja que mis manos borren con cuidado esa bella musa que en tu mente acunas todavía, la imagen de un sueño obligado a no cumplirse ya jamás.

Deja que me arrodille a tu lado, que palie tan honda pena, que con las palabras que crueles y dañinas te lanzo, cual piedras con mi catapulta verbacea, llene de ira tu espiritu para hacerlo estallar en el olvido de un pasado que azaroso y petulante aún ronda tus noches desvelando los sentimientos bellos y grandiosos que un día el principe que conocí defendía. Deja que acaricie lo más bello de tí, lo que un día me enamoró de un mago de las palabras y el romanticismo, y que me jacto de saber que aún existe escondido tras un muro de piedra que lapida su existencia.


Dejame ser el angel que te guarde, el angel que, condenado a no poder amarte, proteja tu ser, tu amor y tus anhelos. Guarda tus penas en mi, en mi alma de hierro forjado a fuego lento y pesaroso, seré tu caja de Pandora, de la cual jamás saldran los lacerantes recuerdos que en ella guardes. Dejame acallar tu llanto, tu lamento, tu atormentado amor frustrado del que has de separarte, dejame aliviar tu dolor con mis besos amistosos, con mis abrazados producentes para un nuevo atardecer a mi vera.


Dejate adormecer en mi ragazo, que mis caricias dibujen una nueva sonrisa en tus labios, que el tacto de mi piel sosiegue tus ansias de amarla otra vez. Deja que te acompañe en tu lago de sueños perdidos, que reme junto a ti sin reprimir tu llanto, para dejar que las lágrimas que derrames se pierdan en las tenebrosas aguas de esta laguna en la que pronto amanecerá. Mira hacia delante, ya no mires atrás, no recuerdes ya ese reino, ya no lo recuerdes más, pues mis alas cubren tu frío, y deshacen tus alas de metal, para que sean de nuevo esas alas, que un día me enseñaron a mi a volar.


Guarda tus monedas para Caronte, pues ya no te harán falta alguna, pues no pienso dejarte marchar, pues si pasas junto a Hades, no habrá vuelta atrás, y como soy el angel que te guarda, te habré de acompañar.

1 comentario:

  1. Hoy me has hecho llorar mi querida Geneva, porque mis ojos acaban de leer una declaración de amistad y de cariño incondicional y llena de belleza.
    Me has hecho sentir especial y sobre todo, has logrado que me sienta menos solo.
    Posiblemente sea lo más bonito que me han escrito nunca y por ello, no puedo más que darte las gracias de todo corazón.
    Evidentemente no paso por mi mejor momento y negras lágrimas amenazan continuamente con inundar mis ojos. Es mucha le pena que todavía conservo, pero el saber que estás ahí y que no te rindes ni cesas en tu empeño de hacerme regresar, es de los mayores baluartes que hoy día conservo.
    Para mí es muy duro todo, porque el dolor siempre me fue ajeno y sé que a veces no estoy a la altura de las circunstancias y que me porto mal, hiriendo a las personas que todavía me quieren. Así que estoy obligado a pedirte perdón y ojalá sea la última ocasión en que tenga que hacerlo.
    No sé realmente qué más decirte, pues me has dejado sin palabras. Decir que tu nueva entrada me ha gustado mucho sería un eufemismo indigno, porque lo que realmente has conseguido, es acariciarme el alma y reconfortarla. Esta noche me has emocionado.
    Me alegro mucho de haberte conocido Mónica y espero no volver a defraudarte jamás.
    Te quiero un montón niña.
    Un beso fuerte y hasta pronto.

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