sábado, 19 de enero de 2008

Esperaré



Esperaré en silencio junto a la ventana a que tu recuerdo se marche de mi lado libando las lágrimas que por derroche emanan de mis ojos mientras tus manos se enfrían sobre mi piel. Y mientras la luna ilumina cada paso que recorrimos, mi corazón se desprenderá de cada momento que le hizo latir con calidez y templanza, caminando juntos hacia un mañana que ya nunca exitirá.

Esperaré sentada junto a mi cama, que cada beso desaparezca de los labios agrietados por el llanto, palidecidos por la pena que le produce no beber nunca más el dulce néctar que un día le dieron a probar jurando que jamás bebería néctar más dulce. Borraré de mis dedos las huellas de las caricias que un día fueron tuyas, de mis manos suaves se irán también los anhelos de volver a acariciarte por más que sufra su piel, ajada y seca por la desesperanza de un cuerpo y unas manos que antaño las correspondían con recíprocas muestras de pasión.

Esperaré temerosa y esperanzada a que un nuevo amor llame a mi puerta, aquella que se cerró con un portazo, la que con siete llaves permanece hermética tras la despedida que la llenó de oscuridad para siempre, y allí esperaré taciturna, para abrirla con la luz de un nuevo sueño que llene de ilusión y de dicha mi pequeño mundo de cristal, ahora hecho trizas pero dispuesto a ensalzarse de nuevo sobre la colina más bella y más alta. Y allí, cuando el sol deslumbre mi amanecer, mi nuevo renacer, cuando mis ojos ya no tengan lágrimas para llorarte, allí te olvidaré y te desterrare de mi existencia.

Esperaré sentada o esperaré de pie, pero siempre esperaré algo mejor de este mundo, de esta vida, de este amor.... Esperaré llorando mucho tiempo, pero acabado ese tiempo, ya no te esperaré.

1 comentario:

  1. De nuevo me ha impresionado tu escrito, pues es de una belleza extraordinaria y sobre todo, algo que emana sentimiento, en este caso, desgarrador. Comprendo muy bien tu tristeza, pues yo mismo acabo de recorrer también el sendero de las lágrimas, pero al final, mi querida reina, siempre se llega al final del camino, por lo que no desesperes. Me quedo con la última parte de tus palabras, cuando dices que olvidarás y que un nuevo amor mejor y más espléndido te aguardará para llenar tu alma. Sabes que yo siempre te digo que eso pasará, por lo que ten paciencia y confía en el destino. Para alguien tan maravilloso como tú, dicho destino ha de ser magnífico. Un beso muy grande y te tendré presente en mis oraciones. Fortaleza Ginebra, que para eso sois una reina. Hasta siempre.

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