lunes, 21 de enero de 2008

El lago



La noche se cierra sobre mi lecho, las estrellas se esconden, ya no quieren verme llorar, se niegan a seguir conmigo este azaroso camino. He mirado a la luna y me ha vuelto la cara, tampoco quiere mirarme, no quiere ver mis ojos tiznados de tristeza por un amor que nunca fue existente, empírico, verdadero.... Camino por la negrura del bosque, arropada por mi llanto y mi afligir, un pequeño mirlo acompaña mi caminar, certero, cercano pero escondido, escolta mi lamento con el revolotear de sus alas.
El lago refleja a la diosa de la noche, pálida, atribulada, desgarradoramente sola, el universo la ha traicionado, Endimión ha desaparecido y se ha llevado sus luceros con él, le ha robado su fantasía. Me siento en la orilla y sigo mirándola con los faroles de mis ojos apagados, me ciño a su pena gemela a la mía, te has ido, me has dejado, has robado mi anhelo, mi ansia, mi deseo....
El mirlo se posa a mi vera, silencioso, cauto, no dice nada, no se mueve. El viento, céfiro, acaricia mi piel que se enardece, peina los cabellos que se van encaneciendo por cada lágrima de la que me desprendo, he decidido olvidarte, desgajarte de mis recuerdos, extraerte de mi alma, extirparte de mi vida. El lago ahogará tu reminiscencia, aquí morirá mi amor, Selene será mi testigo.
Cuanto cuesta eliminarte, cuanto cuesta olvidarte, cuanto cuesta pero lo intentaré. Lloro durante horas, mientras pienso en todos nuestros momentos, en cada época que vivimos, y las destierro sobre el cristalino espejo de agua que tengo frente a mi, el mirlo sigue quieto, sin mirarme. Mi cuerpo tiembla, miedo, pena, tristeza, desasosiego, quien sabe la causa, tiembla mientras el frío del adiós le recorre de arriba hasta abajo, lo exalta, lo convulsiona, sacando de mí tanto dolor que mi corazón se para, deja su dulce palpitar y todo se vuelve negro, mientras siguen manando las cataratas de mi amargura.
Despierto, la luna me dice adiós, mi corazón late de nuevo y el mirlo canta una bella canción al próximo amanecer, mi piel se estremece, te has ido de mi vida?, no lo sé, pero mi corazón ya no te llora, mi alma no te ansía, mi cuerpo no te desea y mi cabeza, mi cabeza ya quizá ni te recuerda.

1 comentario:

  1. El lago no está lleno de lágrimas sino de esperanzas. Esperanzas de un mañana mejor, donde el blanco y el negro den paso a una paleta lleno de brillantes colores.
    El lago, tu lago, puede ser fuente de vida, donde remojes tus sueños o donde vayan a beber las palomas que custodian tus anhelos.
    Y en el lago nació el más grande de los caballeros, el legendario Lanzarote, que vino a la vida para poner en jaque el corazón de una fastuosa reina.
    Muchas leyendas suceden en los lagos, muchas historias esconden sus aguas. Así que en esta fría noche, quiero desearte hechicera de las palabras, que en el lago ahogues tus penas, porque no hay mal que cien años dure, ni amor que no se pueda olvidar.
    Otros cuentos te esperan Mónica, en un lago o donde tú lo desees, porque las riendas de tu vida, debes sujetarlas con mano firme, para que nadie más que tú guíe tus pasos.
    Mi cariño vuela hacia ti en esta noche, confiando en que pueda velar tus dulces sueños. Seré tu ángel de la guarda hasta el amanecer y mientras duermes, me iré hudiendo lentamente en tu lago.

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